El presidente venezolano promovió una ley de defensa de esa zona en litigio y advirtió que hay presencia norteamericana en instalaciones secretas
“Tenemos información comprobada de que en el territorio de la Guayana Esequiba han instalado bases militares secretas del Comando Sur [de Estados Unidos] y núcleos de la CIA para preparar agresiones contra la población de Tumeremo, del sur y oriente de Venezuela en una escalada contra Venezuela”, clamó Nicolás Maduro durante la promulgación de la “ley orgánica para la defensa del Esequibo”.
El líder revolucionario ha retomado la crisis suspendida de las llamadas “Malvinas de Venezuela” por el territorio fronterizo en disputa con la vecina Guyana, como ya lo hiciera el año pasado, en pleno proceso electoral y pocas horas después de inventar otra ley contra el fascismo y el neoliberalismo. Los acuerdos alcanzados en Jamaica, con Brasil como gran garante, han saltado hecho añicos al denunciar Maduro una especie de complot internacional por el que Guyana, Washington y la petrolera estadounidense ExxonMobil pretenden despojar a su país de un territorio que considera suyo.
“Están muy equivocados en su posición de despojo imperial, en su posición guerrerista, en su posición amenazante”, añadió.
El gobierno de Guyana reaccionó de inmediato para rechazar la “última agresión” de Venezuela y alertó a la comunidad internacional tras la nueva embestida. “No toleraremos la anexión, toma u ocupación de ninguna parte de nuestro territorio soberano”, señaló en un comunicado, en el que también se destacan las declaraciones “ofensivas e indignas” de Maduro contra su presidente, Irfaan Alí.
Tumeremo es el municipio del estado (región) venezolano de Guayana donde el gobierno de Caracas ha instalado la capital temporal de la denominada Guayana Esequiba, que comprende la zona en disputa pese a que ésta está bajo administración de Georgetown. De hecho, la ley promulgada ahora por el gobierno bolivariano, tras varios meses archivada, provocó el último choque diplomático entre ambas administraciones y la posterior intervención de la Comunidad del Caribe (Caricom) para rebajar tensión al conflicto. Con esta ley, que ya adelantó un nuevo mapa de Venezuela, Maduro pretende iniciar, al menos de forma dialéctica, la anexión unilateral del Esequibo.
Venezuela y Guyana mantienen una disputa de larga data por el Esequibo, territorio que supone las 2/3 partes de Guyana, y cuya zona marítima, rica en petróleo, ha provocado el milagro económico del que era uno de los países más pobres de América del Sur. Con 640.000 barriles de petróleo por día, frente a los 800.000 que a duras punas produce Venezuela en la actualidad, Guyana se ha situado junto a Estados Unidos a la cabeza de la producción de nuevo oro negro de este año. Casi un barril por habitante, porque el país cuenta con una población de 800.000 personas.
El chavismo juega desde el año pasado una carta especialmente complicada con el conflicto del Esequibo. Primero pretendió provocar una ola patriótica para mitigar el hito de las exitosas primarias de la oposición con la celebración de un referéndum en diciembre con tan baja participación que obligó a la revolución a llevar a cabo uno de los mayores fraudes electorales de la historia: las cifras finales aseguraron que 10 millones de venezolanos aprobaron las medidas del gobierno, ahora ejecutadas con la promulgación de la ley, cuando expertos y la oposición calcularon que fueron en torno a dos millones quienes acudieron a votar a unos colegios electorales semivacíos.
“Un sentimiento por el Esequibo que siempre ha estado encendido, pero que ahora piensas (por Maduro) utilizar con intereses oscuros con la complicidad de Vladimiro Padrino (general y ministro de Defensa). En víspera de una elección presidencial que desde el punto de vista de aceptación popular se te vuelve en contra. ¡Alerta!”, advirtió Hebert García Plaza, el exmilitar chavista, disidente, y ahora en el exilio.
Sectores del chavismo crítico y de la oposición temen que Maduro busque un escenario parecido al de las Malvinas en el caso de que vea perdidas las presidenciales, pese a todos los abusos y trampas puestos en marcha.
Y segundo, aprovechó el contencioso para acusar a varios miembros de Vente Venezuela (VV), partido de la líder opositora María Corina Machado, de ser traidores a la patria. Dos de ellos están refugiados en la embajada de la Argentina en Caracas, bajo asedio de agentes revolucionarios. El otro, Henry Alviarez, coordinador nacional de VV, está encarcelado, al igual que otros seis dirigentes de la formación liberal-conservadora. El chavismo ha definido a VV como una organización terrorista y una minisecta.
La nueva ley prevé en uno de sus artículos la prohibición para ejercer cargos de elección popular a quienes con sus conductas favorezcan, de forma directa o indirecta, la posición del gobierno de Georgetown. Se da la circunstancia de que fueron tanto Hugo Chávez como Maduro quienes abandonaron las tesis históricas de los gobiernos de Caracas, al plegarse a la petición de Fidel Castro, aliado estrecho de Guyana.
En el contencioso que se sigue en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), Venezuela tiene plazo hasta la semana que viene para defender sus derechos, en un proceso que hasta ahora tiene cuesta arriba.
Fuente: La Nación